En este tiempo nuestros niños también están experimentando temor y ansiedad, observan reportajes de noticias y escuchan a personas de su entorno hablar sobre la violencia y la amenaza del conflicto en sus hogares. Pero, a diferencia de los adultos, los niños tienen poca experiencia que les ayude a considerar toda esta información objetivamente.
Los niños necesitan poder expresar sus sentimientos y preocupaciones acerca del conflicto. Como adultos, es nuestra labor animarlos a expresarse, escucharles y responder las preguntas que puedan tener. Reconozca las preocupaciones e incertidumbres de sus niños y asegúreles que lo que están sintiendo es algo normal.
Sea un ejemplo. La reacción de sus niños hacia el conflicto está fuertemente influenciada por su propia reacción. Su manera de actuar es decisiva para ayudar a los niños a decidir si el mundo es un lugar seguro o pavoroso.
Los niños necesitan que se les reconforte y asegure con frecuencia que se encuentran protegidos. No olvide darles dicha seguridad. La familia debe continuar con su rutina y deben mantenerse abiertas las líneas de comunicación. Reconfórtelos de continuo y tenga más contacto con ellos al conversar sobre sus miedos, comunicarse con ellos durante el día y abrazarlos con frecuencia.
Procure una mejor comprensión de sus sentimientos hacia el conflicto. Anímelos a realizar dibujos relacionados y luego converse sobre ellos. Esto le permitirá comprender las preocupaciones o miedos particulares de sus niños.
La manera de decir algo es quizás tan importante como lo que se dice. Los niños observan a sus padres y a otros adultos importantes en su vida para evaluar sus propias reacciones y decidir como se deberían sentir ellos. Si los niños observan sentimientos de preocupación y miedo en los adultos que los rodean, es probable que ellos también lleguen sentirse preocupados o asustados. Por el contrario, si reina la calma y se continúa con la rutina, la mayoría de niños pensarán en el conflicto como algo que ocurre en un lugar distante.
Espere que los niños hagan las preguntas sobre el conflicto. Trate de responderles empleando lenguaje claro y sencillo. Explique también que la policía y muchas otras personas están trabajando bastante para que en casa permanezcamos seguros.
Sea sincero. El consuelo falso no ayuda a los niños. En lugar de ello, puede decirles: “Estoy contigo para protegerte” o “Los adultos estamos trabajando mucho para que haya seguridad”.
Controle lo que ven por redes sociales. Busque una fuente de información confiable y sea usted el que actualice de la situación a los niños si lo considera pertinente. Aproveche esta oportunidad para corregir cualquier información errónea que hayan recibido.
No tema decir, no lo sé. Una parte de mantener el diálogo abierto con sus niños es no tener miedo de decir que usted no tiene todas las respuestas. Cuando no tenga la respuesta sobre cierto asunto, explique que los conflictos armados son muy complicados y que suceden muchas cosas que ni siquiera los adultos pueden comprender.
Adaptado de las recomendaciones de Mental Health America.